La evolución del movimiento de los bebés se divide en motor grueso y motor fino. El desarrollo motor grueso consiste en el control postural, coordinación y movimiento corporal, mientras que el motor fino se centra en el dominio óculo manual y grafomotricidad, fundamentalmente.
Gatear para mejorar la motricidad del bebé
En términos más concretos, el desarrollo de la motricidad del niño debería comenzar con el control cervical, es decir, que sea capaz de sostener la cabeza, y esto suele suceder entre los 3 ó 4 meses. El siguiente paso sería ser capaz de sentarse y más adelante, ser capaz de sostenerse a cuatro patas, equilibrándose por sí mismo. En la fase final, debería poder erguirse y caminar y esto suele suceder alrededor del año de edad.
Observando este proceso, lo normal es que sobre los nueve meses el bebé comience a gatear como preludio de sus primeros pasos, pero hemos de tener en cuenta que no todos los niños evolucionan del mismo modo y que unos desarrollan más precozmente unas áreas que otros, sin que esto tenga mayor repercusión en su crecimiento.
Sólo deberíamos preocuparnos si cumplidos los seis meses de vida, el niño no intenta darse la vuelta o apoyarse sobre sus antebrazos; pero en cualquier caso, lo recomendable es consultar a su pediatra, pues siempre nos ofrecerá una visión profesional y tranquilizadora del asunto.
También es importante destacar que no todos los niños pasan de gatear a caminar, sino que en algunas ocasiones, pasan directamente de la posición de sentado a caminar. Otros gatean de forma irregular, buscando su propio equilibrio, apoyándose de lado, desplazándose arrastrando las nalgas, etc.
Cualquier forma de búsqueda del desplazamiento es plausible y en todas ellas podremos ayudarles a mejorar su técnica sin forzarles e intentando en todo momento, ofrecerles confianza para que se sientan seguros en su desarrollo motriz.
Para que los bebés puedan lograr gatear necesitan adquirir el dominio de rotación corporal, deben aprender a darse la vuelta, pues necesitan dominar los movimientos independientes entre los hombros y la cadera y que además estén sincronizados.
Ejercicios para estimular el gateo
Los padres y educadores podemos favorecer el desarrollo del gateo en los bebés, ayudándoles a realizar sencillos ejercicios. Cuando el niño ha logrado ser capaz de sentarse sin apoyo, estará listo para comenzar a gatear.
Desde la posición de sentado, podemos ayudarle a apoyar sus manos delante de su cuerpo e ir cambiando la postura hacia la de cuatro patas. Una vez que esté en posición de gateo, él mismo experimentará con el movimiento de balanceo hacia adelante y hacia atrás, dominando cada vez más su cambio de posición.
De forma instintiva intentará desplazarse, aunque sea arrastrándose y ayudándose con las manos; si nos colocamos detrás de él y le dirigimos las piernas hacia atrás apoyado en las rodillas para que las sincronice con las manos, comprobará que de ese modo su movimiento es más fácil y poco a poco, comenzará a dominar el gateo. Si es necesario podemos colocarle una almohada bajo el vientre para que su cuerpo se arquee de forma natural.
Si colocamos sus juguetes delante de él, pero a una distancia que haga necesario su desplazamiento para alcanzarlos, estaremos estimulando su movimiento para lograr su objetivo. Debemos acompañarle en este camino para ayudarles cuando les resulte demasiado complicado y así, evitar que desistan en el intento, además de prevenir cualquier riesgo de hacerse daño durante el proceso del gateo.
Es muy importante que despejemos el campo de movimiento del bebé al gatear, atendiendo especialmente a escaleras, enchufes, plantas, obstáculos varios, etc. que pudieran poner en peligro al niño.
Otros ejercicios para ayudar a dominar el gateo con los que podemos ejercitar al niño son hacer la carretilla, sosteniéndole las piernas en alto mientras apoya su propio peso sobre las manos; ponerle cojines a modo de obstáculos para que tenga que subir sobre ellos para avanzar o favorecer el apoyo sobre su propio cuerpo en posición de rodillas. Todos ellos, serán enormemente eficaces para mejorar su desarrollo motor y así prepararle para dar sus primeros pasos.
Por último, nos parece muy importante destacar que en todo este proceso de aprendizaje del niño intervienen factores biomecánicos y psicológicos, desarrollándose la visión, el tacto, el habla, la orientación, la fuerza, el equilibrio y en definitiva, el control de su cuerpo y su propia percepción personal en su entorno.
Por eso, es tan importante favorecer y estimular el gateo del bebé, pues no sólo consiguen desplazarse de forma autónoma, sino que desarrollan procesos cognitivos muy importantes en su evolución personal.