Cómo Evitar los Mordiscos en la Guardería. Los niños de uno a dos años se encuentran en un proceso madurativo ciertamente complejo y a la vez, interesante; su capacidad de comunicación es limitada ya que no pueden hacerlo a través de la palabra.
Cómo Evitar los Mordiscos en la Guardería
¿Por qué lo hacen?
Los niños de uno a dos años se encuentran en un proceso madurativo ciertamente complejo y a la vez, interesante; su capacidad de comunicación es limitada ya que no pueden hacerlo a través de la palabra.
Compartir o sentir empatía son conceptos que les cuesta mucho interiorizar y lleva su tiempo hacerles comprender que existen unas pautas de comportamiento que chocan con sus instintos más primarios y naturales.
Realmente, cuando los niños de esta edad se manifiestan a través de mordiscos se están expresando a su manera y depende de la pericia y paciencia de los educadores y adultos para encauzar su comportamiento hacia actitudes menos agresivas y dañinas.
Es competencia de los adultos, especialmente de los educadores en la guardería, reconducir la situación, atendiendo y calmando primero al niño agredido, y a continuación, calmando también al que ha mordido y hablándole sosegadamente para que no perciba la situación como una agresión hacia él.
Existen varios factores que pueden influir en estas reacciones infantiles y tanto los educadores como los padres y cuidadores debemos estar atentos a estas posibles causas para, en la medida de lo posible, cambiar estos comportamientos.
Causas y soluciones a los mordiscos en bebes y niños
- La dentición. Es una de las principales causas de los mordiscos en la edad infantil es puramente fisiológica, la dentición. Muchos pediatras afirman que si echáramos los dientes de mayores el dolor sería insoportable. Por eso, los niños de esta edad necesitan morder constantemente para paliar el dolor que están sufriendo durante este proceso. Muchas veces el haberle retirado el chupete hace que busquen otra forma de calmarse y esta no siempre es la adecuada.
Solución:
Ofrecer al niño mordedores específicos para el dolor de dentición. En la farmacia también te aconsejarán sobre el uso de alguna pomada que podrás para aplicar sobre las encías de tu hijo por la mañana, antes de acudir a la guardería, y que seguro paliará su dolor durante el día.
- La falta de capacidad para expresarse. Al no poder comunicarse verbalmente con los demás, los niños de estas edades se expresan de la manera más rápida y, a veces, agresiva de resolver sus problemas y necesidades. Ellos no pretenden ser agresivos, sólo hacerse entender a su manera, y esta manera muchas veces se traduce en mordiscos, arañazos, tirones de pelo…
Solución:
Ante todo, evitar etiquetar al niño por su comportamiento. Un niño puede comportarse de modo agresivo en un momento dado pero no por ello ha de ser un niño malo, simplemente se ha equivocado en la manera de expresar su malestar o emoción.
Hay que explicarle que no debe comportarse así, hacerle ver el daño que ha causado a su compañero, y hacerle entender que esto no debe volver a repetirse.
Si el niño vuelve a infringir mordiscos a sus compañeros, habrá también que insistir en apartarle un ratito del grupo y explicarle de nuevo, siempre con mucho cariño que sus compañeros se ponen tristes si hace eso y que están deseando que vuelva a jugar con ellos si él no vuelve a morderles.
De esta manera, el niño entenderá que la recompensa a no dar mordiscos es divertirse jugando con sus amiguitos.
- La costumbre y repetición de hábitos adquiridos en casa.
A veces, los padres no nos damos cuenta y sobreprotegemos a nuestros hijos, permitiendo actitudes en el ámbito del hogar que después el niño intenta trasladar a otros ambientes como puede ser la guardería.
Si el niño no desarrolla ninguna tolerancia a la frustración, difícilmente entenderá que no puede morder a un compañero para conseguir algo.
Solución:
Los padres debemos entrenarles para recibir un NO por respuesta a sus requerimientos. Si nunca le negamos nada, nuestro hijo no sabrá manejar la situación ante el NO de los demás.
- Hay amores que matan.
En algunas ocasiones los mordiscos no son más que la expresión de cariño o alegría del niño. Como son demasiado pequeños para controlar sus emociones, a veces se ponen nerviosos y en vez de dar un beso dan mordiscos.
Solución:
Tal y como ya hemos apuntado antes, con mucha paciencia hay que explicarle al niño que dar mordiscos hace daño y dar besos hace feliz. Poco a poco él comprenderá que son expresiones distintas, que una es positiva y la otra no y no ha de volver a repetirla.
En definitiva, los episodios de mordiscos en la guardería son parte de una fase muy común en el proceso madurativo de los niños. Para contrarrestar sus consecuencias debemos, ante todo, armarnos de paciencia y no desesperar porque a través del cariño y la firmeza lograremos que nuestros pequeños interioricen lo que es correcto y lo que no lo es.