El confinamiento estricto ha sido duro para todos y sus consecuencias se siguen notando meses después de su fin. Las consecuencias del confinamiento en los niños son sobre todo psicológicas. Aunque en algunos casos también tiene que ver como la dificultad para desprenderse de malos hábitos adquiridos durante esas semanas. Como educadores y desde la familia es importante conocer cuáles son y cómo intervenir para lograr soluciones.
Consecuencias del confinamiento en los niños y cómo ayudarles a solucionarlos.
Miedo y ansiedad, dos consecuencias comunes del confinamiento.
Sufrir miedos y ansiedad es una de las consecuencias del confinamiento que niños y adultos sufrimos por igual, aunque de distinta manera. El cambio drástico de vida con la inseguridad que eso supone y los miedos al contagio o a perder a seres queridos son los que provocan esos miedos.
En los niños de menor edad los estímulos imaginarios son los más habituales. Esto puede hacerles sufrir terrores nocturnos.
Tristeza como consecuencia del confinamiento.
Son distintos y diversos los factores que influyen en los episodios de tristeza como consecuencia del confinamiento en los niños. ¿Algunos de ellos? La separación de abuelos u otros familiares cercanos y la falta de contacto con sus amigos u otros niños de su edad son los principales.
También percibir la tristeza en los adultos. Y asumir que cosas que disfrutaban ya no se pueden hacer, ya sea jugar en el parque o cambios que la familia ha tenido que adoptar porque han cambiado sus circunstancias particulares.
Conductas regresivas y somatización en niños, habituales tras el confinamiento.
La ansiedad que ha provocado el confinamiento se manifiesta de diferentes modos en los niños.
Es común que aparezcan conductas regresivas. Es decir, conductas el regreso a actitudes o etapas que ya había superado. Orinarse en la cama, chuparse el dedo, aferrarse a la figura de apego o infantilizar más su lenguaje, por ejemplo.
Es también frecuente la somatización. Dolores de tripa, cabeza o vómitos pueden ser debidos a la ansiedad, y no a una enfermedad física.
Insomnio y otros problemas del sueño.
La ansiedad, el miedo y las preocupaciones originadas por el confinamiento contribuyen a originar problemas para conciliar el sueño y dormir bien en niños. Y pueden provocar pesadillas. Determinados cambios de hábitos que les impiden canalizar adecuadamente la energía o pasar más tiempo frente a las pantallas, también.
La falta de sueño provoca, a su vez, muchos problemas a los niños. Cansancio, irascibilidad y problemas de concentración son parte de ellos.
Ira y frustración en los niños a causa del confinamiento.
Todo lo anterior es un caldo de cultivo que provoca que muchos niños sufran episodios de ira y frustración. Aún más acentuados en los que ya sufrían alguno de estos problemas antes del confinamiento.
Qué hacer para solucionar las consecuencias del confinamiento en niños.
Afortunadamente, la capacidad de adaptación es enorme en los niños. Esto y saber gestionar estos problemas es clave para ayudarles a superar las consecuencias del confinamiento que aún arrastran.
⦁ Mejora la actitud personal. Los adultos somos modelos para los niños. La estabilidad y actitud normalizada de familia y educadores se verá reflejada en ellos, para solucionar problemas de miedo, tristeza o ansiedad.
⦁ Evita que escuchen noticias e información negativa sobre la situación actual.
⦁ Usa el humor y el juego para ayudarles a cuidarse y mantener las normas de higiene necesarias.
⦁ Permite que el niño exprese sus emociones libremente, escúchale, no provoques que las oculte.
⦁ Establece rutinas y horarios que le proporcionen seguridad y estabilidad.
⦁ En la medida de lo posible deja que siga las rutinas previas al confinamiento, siempre que no perjudiquen su salud.
⦁ Evita el abuso del uso de pantallas.
⦁ Facilita que realice ejercicio físico.
⦁ Enséñale a relajarse.