Las emociones que transmitimos a nuestros hijos son claves para su desarrollo. Aunque a veces no seamos conscientes de ello, los niños perciben nuestras emociones. Las absorben. Y las interpretan a su manera. Por ello es tan importante que seamos conscientes de lo que sentimos. Y que trabajemos individualmente para lograr generar emociones más positivas.
En Solecitos sabemos que tanto en la escuela infantil como en la familia, los adultos transmitimos emociones a los peques. Y ser conscientes de ello es el primer paso para actuar en beneficio de la salud y desarrollo emocional de los pequeños.
La importancia de cuidar las emociones que transmitimos a nuestros hijos.
Los adultos no somos máquinas. Y los niños no son tontos. ¿Qué queremos decir con esto? Que los adultos no podemos disimular siempre la tristeza, las preocupaciones o los miedos. El malestar emocional del adulto está ahí. Y que los peques no van a dejar de intuir o percibir cómo nos sentimos, por más que nos esforcemos por evitarlo.
Entonces, ¿qué se puede hacer?
Recomendaciones:
⦁ Ser conscientes de nuestras heridas emocionales y dolores. No para disimularlos o para aprender a ocultarlos. Al contrario. El objetivo es modificarlos, cambiarlos, trabajar sobre ello para recuperarnos. Porque es la manera efectiva de no transmitirlos.
⦁ Lograr el reconocimiento y aceptación de las emociones. No importa si el niño nos ve tristes. Lo que debemos dejarle claro es que ni es el causante de nuestro estado, ni el responsable de solucionarlo.
⦁ Confiar en la comunicación. Explicar con palabras adecuadas para su entendimiento lo que nos sucede les proporciona seguridad. Y les enseña a gestionar sus propias emociones de manera saludable.
La sobreprotección en la infancia no es positiva. Es la base para crear adolescentes y adultos inseguros. Por eso es tan importante que incluso cuando las emociones que transmitimos a nuestros hijos sean negativas, no las transmitamos de modo perjudicial para ellos.
Exponer a su nivel de entendimiento qué nos pasa y por qué les ayuda en esta situación y para comprender sus emociones personales.
Cómo lograr transmitir emociones más positivas a los peques.
¿Hay alguna forma de mejorar las emociones que sentimos? ¿Qué podemos hacer por el bienestar emocional de la familia?
⦁ Generar emociones positivas en familia. Ser conscientes de la importancia de sentirnos bien. Y crear momentos en familia que nos hagan sentir y transmitir esas emociones positivas.
⦁ Conocernos mejor. ¿Sabes qué te hace feliz? ¿Qué os hace disfrutar juntos? ¿Qué momentos o actividades os proporcionan una mayor estabilidad emocional?
⦁ Comprender la importancia y el valor de decir te quiero. Y demostrarlo cada día.
⦁ Analizar cuáles son los temas de los que más hablamos en casa delante de los niños. Trabajo, familia, política, preocupaciones sobre temas determinados… Entender qué emociones nos generan estos temas y por tanto cuáles son las emociones que transmitimos a nuestros hijos en esas conversaciones.
Además es conveniente:
⦁ Enfocar lo que nos preocupa hacia la mejora y no quedarnos con la queja vacía. Buscar soluciones para ese problema modifica la emoción de la queja, rabia o miedo a la emoción de la superación personal, hacia el interés por mejorar.
⦁ Aprender a pedir perdón rápidamente. A todos nos cuesta pero es esencial que lo hagamos. Tanto si debemos la disculpa a los peques como a otros adultos de la familia.
⦁ Hablar de lo bueno que nos pasa y transmitir esas emociones a nuestros hijos. Quizá cada noche podáis compartir dos o tres cosas buenas que os han pasado durante el día y cómo os han hecho sentir. Y que también los peques hagan ese ejercicio de reconocer y expresar las emociones positivas que han sentido en cada jornada.