Terrores Nocturnos ¿Qué Hacer para Ayudar a nuestros Hijos?. El descanso, algo tan necesario tanto para los adultos como para los niños, a veces se ve alterado por pesadillas o terrores nocturnos que provocan en nuestros hijos irritabilidad y temor a volverse a dormir.
Terrores Nocturnos en los más pequeños
Para los padres, siempre es un motivo de preocupación y desde Los Solecitos os damos algunas recomendaciones que os ayudarán, primero a identificar si lo que está sufriendo a vuestro hijo son pesadillas o terrores nocturnos y después, a saber qué hacer en cada caso para paliar los efectos y tranquilizar a nuestros hijos.
Aunque se parecen, los terrores nocturnos son una alteración del sueño más profunda que las pesadillas y aunque suelen generar más inquietud en los padres si la presencia, estos no deben perder la calma porque la realidad es que no entraña mayor complicación que un poco más de atención, control y consuelo.
Sólo en casos extremos podría tratarse del reflejo de un problema más profundo que requeriría de un seguimiento profesional.
Las pesadillas suelen originarse por un motivo externo y no suelen llevar emparejadas problemas psicológicos. Aparecen en la fase REM del sueño, hacia la mitad de la noche. Cuando el niño se despierta sobresaltado es capaz de explicar con detalle lo que ha soñado.
Habitualmente, esta fase se supera con la edad y no requiere de ninguna intervención médica o psicológica.
Los terrores nocturnos, suelen resultar más alarmantes para los padres pues los niños se incorporan bruscamente en la cama llorando y gritando, aterrorizados y sin embargo, no son capaces de despertarse fácilmente aunque los padres lo intenten con el afán de que sacarles de esa angustia. Cuando, finalmente, lo logran el niño se encuentra desorientado pero menos asustado que tras una pesadilla ya que no suelen acordarse de lo que han soñado y si no han llegado a despertarse completamente, vuelven a dormir sin acordarse lo más mínimo del sueño al día siguiente.
Aunque los padres se sienten impotentes por no poder aliviar y consolar a sus hijos al momento, la mejor manera de abordar estos episodios de terrores nocturnos es simplemente comprobar que el niño no se está haciendo daño durante la fase agitación –ya que no se llega a despertar del todo- y esperar calmadamente a que se pase del todo y que el niño recupere la tranquilidad de nuevo. No hemos de hablarle y debemos esperar a que el episodio transcurra, tan sólo vigilando el proceso para asegurar la salud de nuestro hijo.
Los terrores nocturnos suelen desaparecer con el tiempo sin plantear un problema serio que requiera de atención médica, salvo en casos muy concretos. La mayoría de las veces se trata de trastornos leves y aislados y suelen manifestarse en niños de entre 4 y 12 años, desapareciendo en la etapa de la adolescencia.
Es importante especificar que el hecho de que un niño sufra terrores nocturnos en algún momento de su vida, no le predispone a sufrir ninguna patología psicológica a lo largo de su vida. Sin embargo, hay que estar atentos a las posibles causas que puedan haber generado estos terrores nocturnos como alguna hospitalización, separación de un ser querido, etc… podrían ser las cusas de inseguridad, tensión y estrés en el niño que pueden favorecer estos episodios terrores nocturnos.
Pese a las causas externas, hay que tener en cuenta también, que existe un factor genético que predispone a este tipo de trastornos, demostrando la estadística que alrededor de un 96% de las personas estudiadas tenían algún familiar de grado cercano que hubieran padecido este tipo de trastornos.
En cualquier caso, es conveniente atender al comportamiento del niño cuando está despierto para tratar de averiguar si se está produciendo algún cambio o problema en su vida, escolar, familiar o personal que pudiera estar ocasionando este trastorno en nuestro hijo. Si se confirmaran estas sospechas, el mejor consejo es actuar cuanto antes para intentar evitar que continúen.
Complementariamente, es muy enriquecedor enseñar a los niños técnicas de relajación, que les ayudarán a afrontar la noche sin temores ni ansiedad. De igual modo, suele funcionar observar la hora en que aparecen estos episodios y despertar al niño justo antes para cortar el ciclo del sueño y por tanto los terrores nocturnos.
En definitiva, controlar los terrores nocturnos de los niños, pese a que puede angustiar mucho a los padres, requerirá tan solo, de una cierta dosis de paciencia y observación. No obstante, si vuestro hijo sufre terrores nocturnos de forma continuada y recurrente, no dudéis en acudir a su pediatra y si él lo estimara necesario os derivaría a un especialista en sueño para resolver adecuadamente el problema.