Verano versus Rutina. Después de un largo invierno de trabajo y obligaciones toda la familia está deseosa de tomar las vacaciones para poder disponer de tiempo libre, relajarse y disfrutar del buen tiempo y el ocio, pero ¿qué ocurre con estas expectativas cuando tenemos un bebé en casa?
Verano versus Rutina
Desde que nacieron nos hemos empeñado en poner en práctica una serie de rutinas para mejorar la vida de nuestro hijo y facilitar la del resto de la familia y ahora, con la llegada del verano, resulta muy difícil optimizar ambas cosas; ¿son incompatibles las rutinas y el verano?
Desde Los Solecitos os proponemos unos sencillos consejos que os ayudarán a lograr ese equilibrio tan necesario para que todos los miembros de la familia y en especial nuestros bebés, disfruten de las vacaciones sin alterarlas.
–CONCILIAR EL SUEÑO en un lugar nuevo para ellos será uno de nuestros principales objetivos de vacaciones. Para conseguir que se adapten lo antes posible, habrá que estar junto a ellos las primeras noches para que se tranquilicen y vean que aunque el lugar es diferente, vosotros estáis con ellos; eso les dará confianza.
Estar cerca de ellos cuando se despierten también ayudará a su adaptación ya que comprobarán que están en un lugar seguro al sentiros cerca al despertar.
Por último, si habitualmente duermen con algún juguete, peluche o el chupete, no olvidéis echarlo en la maleta antes de emprender el viaje. Oler y tocar sus objetos familiares, les ayudará a sentirse mejor pese a los cambios.
–MANTENER LAS RUTINAS EN SU ALIMENTACIÓN será realmente difícil en muchos momentos ya que posiblemente, condicionarán los planes diarios de toda la familia durante las vacaciones.
Si dejamos que se tomen más tiempo para comer, además de flexibilizar su alimentación, probando cosas nuevas y atractivas para ellos, disfrutando junto al resto de la familia de comidas más divertidas y menos formales, con una sobremesa más larga y relajada, conseguiremos que no pierdan del todo las rutinas alimenticias que tanto nos han costado establecer durante el año.
-MINIMIZAR LAS RABIETAS de los niños será también un objetivo a lograr si queremos disfrutar de las vacaciones. Los niños a partir de los dos años comienzan a manifestar sus deseos mediante expresiones de rabia y frustración que, siendo su forma de comunicar su malestar o incomodidad, pueden aguarnos un momento de ocio y disfrute por completo.
Los bebés no comprenden por qué ahora no pueden hacer todo lo que habitualmente hacen en casa y eso provoca en ellos enfados y rabietas que se traducen en llantos, gritos y comportamientos inadecuados.
Para intentar paliar los efectos que los cambios provocan en la actitud de nuestros bebés, será muy útil que nos sentemos junto a ellos, les hablemos de forma reposada, les animemos a que nos hablen aunque sea con su rudimentario vocabulario.
Ayudándonos con el lenguaje gestual y el tono de nuestra voz hemos de transmitirles que entendemos su malestar, que a nosotros también nos afectan los cambios pero que estos, también pueden resultar buenos y divertidos.
Por ejemplo, podemos modificar algunas rutinas para adaptarlas al horario veraniego y poco a poco ellos también conseguirán adaptarse a estas y sin darse cuenta, asimilar que los cambios también pueden ser positivos si se realizan de forma paulatina y equilibrada.
–ESTABLECER ALGUNAS PAUTAS FIJAS es sin duda, necesario pese a la relajación en las costumbres y los cambios en las rutinas. Tanto pequeños como mayores seguimos precisando de un mínimo de organización y orden para mantener óptimamente la dinámica diaria de la familia, incluso en verano.
No todos los niños reaccionan igual a los cambios de horarios y costumbres por eso hay que intentar mantener algunas de las rutinas aunque se apliquen de forma más flexible, por ejemplo, si trasnochamos puede que nuestro hijo se muestre activo, como si no le afectase el cambio de horario pero, por el contrario, puede que necesite ir a dormir y se muestre incómodo por la actividad a su alrededor. En ese momento es cuando debemos asegurarle un entorno tranquilo que le dé la sensación de que aunque se están produciendo muchos cambios, algunas rutinas se mantienen.
En cualquier caso, no debemos olvidar que el verano es transitorio y por ello, los cambios también tienen los días contados.
Disfrutemos de las ventajas de estos cambios y enseñemos a nuestros hijos a darse cuenta de lo enriquecedor que puede ser poder pasar más tiempo en familia, en un entorno relajado y lleno de buenos momentos.
Por último: ¡No olvidéis inmortalizar los momentos del verano! Será un recuerdo maravilloso para cuando nuestros bebés crezcan.